La electricidad es un
elemento indispensable para la humanidad; no solo ha permitido mejorar la
calidad de vida al permitir acceder a servicios salud y educación, sino también
es un elemento importante para el confort y el entretenimiento. Hoy en día para
trabajar, en hospitales y escuelas, para el sector comercial y en todo el
sector industrial la electricidad es un insumo fundamental en la cadena
productiva. Es por esto que el crecimiento de la población, el desarrollo
económico de los países, la urbanización, el acceso cada vez a más
electrodomésticos y dispositivos eléctricos ha ocasionado que la demanda de
electricidad tenga una tendencia creciente. Más allá de la importancia de
contar con electricidad, es necesario tener en cuenta que toda su cadena productiva
desde la generación, pasando por la transmisión, distribución y uso final,
tienen asociados una serie de impactos ambientes y sociales. La creciente
preocupación por el estado del medio ambiente y por el cambio climático, y la
mayor información que tienen las comunidades exige hoy mayor rigurosidad en la
licencias y trámites para construcción de proyectos de generación y transporte
de electricidad. Esto ha generado mucho interés por buscar alternativas de
generación que tengan un menor impacto social y ambiental y que puedan
satisfacer las necesidades crecientes de la población así como brindar acceso a
aquellas comunidades que hoy no lo tienen.
Nos
hacemos una pregunta: ¿Por qué es tan Cara la ENERGIA en Colombia?
A pesar de ser la cuarta energía más costosa en América Latina, el país tiene todavía espacio para revertir la situación y convertirse en una potencia competitiva en este sector, asegura el gremio de los consumidores de energía del país.
Los costos de la energía en Colombia son muy superiores a los de la mayoría de sus socios comerciales. Estos costos, que han aumentado un 11% desde 2008, le restan competitividad a la industria nacional, afectan también la generación de empleo y aumentan el precio de los productos del país.
En términos de competitividad, Colombia tiene costos altos con respecto a Estados Unidos (78% más costoso), Perú (59%), México (30%) y Ecuador (25%). Para el caso de Venezuela o Argentina, la comparación con Colombia no es válida ya que estos países tienen un sistema subsidiado de generación eléctrica.
A pesar de ser la cuarta energía más costosa en América Latina, el país tiene todavía espacio para revertir la situación y convertirse en una potencia competitiva en este sector, asegura el gremio de los consumidores de energía del país.
Los costos de la energía en Colombia son muy superiores a los de la mayoría de sus socios comerciales. Estos costos, que han aumentado un 11% desde 2008, le restan competitividad a la industria nacional, afectan también la generación de empleo y aumentan el precio de los productos del país.
En términos de competitividad, Colombia tiene costos altos con respecto a Estados Unidos (78% más costoso), Perú (59%), México (30%) y Ecuador (25%). Para el caso de Venezuela o Argentina, la comparación con Colombia no es válida ya que estos países tienen un sistema subsidiado de generación eléctrica.
La alternativa para disminuir en el futuro seria:
Con la llegada en operación de las plantas El Quimbo, Amoyá, Geselca, Tasajero, entre otras, se espera aumentar la oferta de energía barata y reducir la necesidad de recurrir a los precios spot. Sin embargo, esto no será suficiente. Según la Dra. Chiappe se necesitan cerca de 2000 MW adicionales a la producción estimada para 2019 de 18000 MW para poder bajar los precios de la energía eléctrica a niveles competitivos.
Pero, para lograr esto, es muy importante que estos 2000 MW adicionales provengan de las fuentes más baratas (termoeléctricas a base de carbón e hidroeléctricas). Adicional, según Asoenergía ya hay la suficiente tecnología para utilizar el carbón de forma amigable para el medio ambiente.
También se hace pertinente renovar las plantas ineficientes. Por tanto, la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg), entidad encargada de asignar el cargo por confiabilidad a las nuevas plantas de generación eléctrica, debe tener en cuenta además la eficiencia energética en los costos, ya que, como se dijo anteriormente, recurrir al mercado spot donde los precios más altos son otorgados por generadoras a base de gas y combustibles líquidos (generalmente las más antiguas y con menor renovación) resulta inviable para el consumidor.
“Si el sistema contara con un portafolio de plantas realmente eficientes, la confiabilidad estaría garantizada a un precio competitivo” concluye la Dra.
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